18 sept 2016

UN POZO SIN FONDO

Son muchos los equipos que sufren temporada tras temporada la temida sensación a la vez que realidad de descender de categoría.

Y es que en la élite del futbol profesional se vive más que bien. Equipos que aguantan una, dos, o más de veinte temporadas en primera división, pero muchos de ellos, aspiran a posiciones en la tabla que luego no se corresponden con los resultados a finales de la misma. Unas veces, muchos de ellos, salvan por la campana un mal año y consiguen mantener la categoría, pero otras veces, esa fortuna que cae a favor de unos, perjudica a otros.
Estadio Carlos Tartiere durante un partido del Real Oviedo
Aficionados que se acostumbran a la buena vida en primera, a ver a los grandes, a quejarse cuando sus equipos no juegan, ganan y golean cada semana. Pero la realidad es que la lucha por mantenerse cada temporada está más dura que nunca y del barro, sólo se salvan diecisiete equipos, los otros tres, pierden una categoría.

Pero no sólo es eso, se pierde el sueño de miles de aficionados, se pierde el peso mediático de un equipo que aparece cada fin de semana en los espacios deportivos, a perder esas visibilidad de la noche a la mañana. Pasan de tener a nombres reconocidos en la plantilla a perder a los que hasta el temido descenso, era  de “los suyos” y ahora son “de los otros”.