Humildad, trabajo, ilusión y
esperanza, sacrifico, valentía, orgullo y magia son algunas de entre otras virtudes que definen a este club. Virtudes que
en los últimos tres o cuatro años parecen no estar muy definidas, incluso diría
perdidas, pero que esta temporada por lo menos dos de ellas, nos hacen estar
ilusionados y esperanzados que se puedan recuperar las demás. De la mano de
Fran Escribá y todo el equipo se espera volver al Getafe a lo que fue en su
día.
Un club modesto de del sur de
Madrid, que en muy pocos años pasó de jugar en las categorías más bajas del
fútbol español (ligas regionales) contra equipos de la zona, a verse en un
abrir y cerrar de ojos, sacando más de un empate de estadios tan importantes
como el Camp Nou. Y no sólo paseando su nombre por toda la élite de España,
Getafe también ha cruzado las fronteras nacionales, llegando a lugares tan
emblemáticos como el Allianz Arena de Múnich o al estadio de la Luz de Lisboa.
¿O es que la gente no recuerda esas
eliminatorias de la copa de la UEFA?
¿Aquel partido en el Coliseum repleto hasta la bandera, con los reyes en el palco y retransmitido por las cámaras de Antena 3 ante más de nueve millones y medio de espectadores en la prórroga?
¿Aquel partido en el Coliseum repleto hasta la bandera, con los reyes en el palco y retransmitido por las cámaras de Antena 3 ante más de nueve millones y medio de espectadores en la prórroga?